Gonzalo Helbert intentó entrar el lunes en la intranet de su facultad con su clave y no pudo. Tiene 20 años y estudia Historia en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), aunque acaba de causar baja por impago de matrícula. La universidad admite que en las últimas semanas ha borrado del sistema a estudiantes que deben parte o todas las tasas de este curso. Según la cifra oficial, 3.500 alumnos de este campus (el más grande de España, con 85.000 estudiantes) deben dinero de la matrícula, que subió un 66% de media tras el incremento aprobado en verano por el Ministerio de Educación.
La UCM no aclara cuántos de esos estudiantes se han quedado fuera sin previo aviso, como le pasó a Helbert. Un portavoz indica que el sistema informático anuló algunas matrículas “de forma automática”, causando baja en el llamado campus virtual, la intranet en la que los estudiantes consultan apuntes, notas, fechas de exámenes y siguen asignaturas. En los siete campus públicos de Cataluña hay unos 3.000 alumnos que tampoco han pagado, según cifras oficiales. La deuda se eleva a tres millones de euros. En este caso, aún no han sido expulsados del sistema, porque pueden abonar las tasas hasta final de curso.
Un análisis cuantitativo de la exclusión, o ¿no?.
Todas estas personas han sido expulsadas y excluidas de el acceso a una institución básica como es la educación. Las aparentes motivaciones económicas que son causa de dicha expulsión podrían bastarnos para comprender por qué ha pasado. pero el análisis de la realidad de cada individuo va más allá.
Álvaro Cogolludo Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario